Con la continua optimización de las estructuras energéticas globales y los avances en tecnologías de energías renovables, la electrónica de potencia desempeña un papel cada vez más destacado dentro de los sistemas de nueva energía. Desde inversores fotovoltaicos hasta generadores de energía eólica...
Con la continua optimización de las estructuras energéticas globales y los avances en tecnologías de energía renovable, la electrónica de potencia desempeña un papel cada vez más destacado dentro de los sistemas de nueva energía. De desde inversores fotovoltaicos hasta sistemas de generación de energía eólica y extendiéndose a sistemas de almacenamiento de energía y vehículos de nueva energía , los dispositivos electrónicos de potencia son prácticamente ubicuos. Sin embargo, las exigencias de alta densidad de potencia, alta eficiencia y mayor vida útil hacen que estos dispositivos generen cantidades sustanciales de calor durante su funcionamiento. Si este calor no se gestiona eficazmente, no solo reduce la eficiencia del dispositivo, sino que también compromete gravemente la fiabilidad y vida útil del sistema. Por consiguiente, como componente central de la gestión térmica en los sistemas de electrónica de potencia, el diseño y la aplicación de disipadores de calor tienen una gran importancia para el desarrollo de la industria de nuevas energías.
Dispositivos electrónicos de potencia tales como Los IGBTs, MOSFETs y diodos de potencia generan calor sustancial en condiciones de funcionamiento de alta frecuencia y alta potencia. El aumento de temperatura provoca mayores pérdidas por conmutación, una impedancia de conducción elevada, un envejecimiento acelerado del material semiconductor e incluso puede desencadenar un descontrol térmico. Por consiguiente, los disipadores de calor en los sistemas electrónicos de potencia no son meramente herramientas pasivas de enfriamiento, sino componentes críticos que garantizan la estabilidad del sistema, una vida útil prolongada y una mayor eficiencia. Particularmente en aplicaciones de energías renovables, donde los dispositivos de potencia suelen operar continuamente bajo temperaturas ambientales variables, el rendimiento del disipador de calor impacta directamente en la operación confiable del sistema.
Los inversores fotovoltaicos constituyen el núcleo de los sistemas solares fotovoltaicos, convirtiendo la corriente continua en corriente alterna. Los dispositivos de potencia dentro de los inversores generan calor durante las operaciones de conmutación de alta frecuencia. Una gestión térmica inadecuada puede provocar una reducción de la eficiencia del inversor o incluso su apagado. Las configuraciones comunes de disipadores de calor incluyen disipadores de aluminio extruido y placas de enfriamiento líquido. Los disipadores de aluminio extruido mejoran la disipación de calor mediante estructuras de aletas optimizadas, permitiendo la convección natural o el enfriamiento por aire forzado. Las placas refrigeradas por líquido, por el contrario, utilizan fluidos circulantes para eliminar el calor, lo que las hace adecuadas para inversores fotovoltaicos de alta densidad de potencia o en entornos cerrados.
Las estaciones de carga generan calor considerable durante la transferencia eficiente de energía, siendo el rendimiento del disipador de calor un factor determinante en la fiabilidad, seguridad y vida útil operativa. Los módulos principales de potencia (como los IGBT o MOSFET de SiC) sufren pérdidas de potencia significativas al convertir la corriente alterna de la red en corriente continua requerida por la batería, liberando esta energía en forma de calor. La incapacidad para disipar este calor de manera oportuna provoca el sobrecalentamiento de los componentes principales, lo que conlleva una degradación de la eficiencia, una disminución del rendimiento o incluso daños permanentes. Un sistema eficaz de gestión térmica es fundamental para garantizar que las estaciones de carga funcionen de manera estable en condiciones de alta temperatura y alta carga, manteniendo su potencia nominal (por ejemplo, 120kW, 360kW o superior), lo que impacta directamente en la seguridad de la carga y la experiencia del usuario.
Actualmente, la gestión térmica en las estaciones de carga emplea principalmente dos enfoques técnicos: refrigeración por aire y refrigeración por líquido :
1. Radiadores con Enfriamiento por Aire Forzado: Esta es la solución común para estaciones de carga de generación temprana y de potencia media a baja. Su principio consiste en aumentar el área de contacto entre los componentes eléctricos y el aire mediante aletas de enfriamiento, utilizando luego ventiladores para un intercambio térmico forzado por convección. Este enfoque presenta una estructura sencilla y un costo reducido, pero su eficiencia de enfriamiento es limitada, el ruido de los ventiladores es significativo y es susceptible al polvo ambiental, lo que dificulta satisfacer las exigencias del desarrollo con mayor densidad de potencia.
2. Sistemas refrigerados por líquido: Para cargadores rápidos de alta potencia (típicamente 150 kW y superiores), la refrigeración por líquido se ha convertido en el enfoque principal. Este sistema utiliza placas de enfriamiento por líquido que están en contacto cercano con los componentes generadores de calor. Tras absorber el calor, el refrigerante lo transporta a un intercambiador de calor líquido-líquido o líquido-aire (el radiador principal) para su disipación. La refrigeración por líquido supera significativamente a la refrigeración por aire en eficiencia, ofrece una huella más compacta, proporciona protección hermética para los componentes internos críticos y reduce considerablemente el ruido. Actualmente, los cargadores ultrarrápidos incluso extienden la refrigeración por líquido al cable del pistola de carga, garantizando seguridad y un diseño ligero bajo corrientes elevadas.
El rápido avance de la electrónica de potencia y los sistemas de nueva energía impone exigencias de rendimiento más altas sobre los disipadores de calor. Mediante un diseño optimizado, una selección cuidadosa de materiales y un control inteligente, los disipadores de calor no solo resuelven eficazmente los desafíos de gestión térmica, sino que también mejoran la eficiencia del sistema, prolongan la vida útil de los componentes y promueven el desarrollo sostenible de las tecnologías de nueva energía. De cara al futuro, con el progreso continuo en ciencia de materiales y técnicas de gestión térmica, los disipadores de calor se convertirán en componentes nucleares indispensables dentro de la industria de nueva energía, proporcionando un sólido soporte técnico para lograr la transición energética verde.